jueves, 3 de diciembre de 2015

Juego absurdo de espejos, Lorenzo Oliván


En mitad de una noche en la que consumiste
tu alegría, fugaz y artificial
igual que una bengala,
avanzas entra calles que parecen
escenarios de extrañas ciudades submarinas.

A cada nuevo paso
que das, escuchas, hueco,
el eco de otro igual.
Una réplica exacta que te hiela la sangre.

Hasta que se afianza
en ti la sensación del todo absurda
de que, a medida que andas
por las calles vacías,
ellas, a su vez, andan,
por tu vacío, dentro.

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