viernes, 10 de mayo de 2013
Qué pueden saber ellos, Miguel D'Ors
Tus jefes, que te asaltan con papeles
incansables, preguntas, fotocopias,
mientras tú, la eficiente, la responsable, etcétera,
miras parapetada tras tus gafas
bifocales de abuela; la gente que te ve
salir del Corte Inglés con cuatro bolsas,
vertiginosas, a cuestas, hacia el taxi;
el taxista que estaba esperándote; todos
los que te escuchan cuando, traje sastre y cartera
de buena marca, das tus conferencias;
el butanero, el cura
que en medio de las Bienaventuranzas
te reconoce en la segunda fila;
tus padres, nuestros hijos,
qué pueden saber ellos,
como sospecharían ni un instante
la que eres por las noches,
cuando los trajes de sastre, las gafas bifocales,
la cartera, las bolsas y las buenas maneras
fueron quedando desparramados por los
pasillos, el despacho, la cocina,
y, tú, colgada de mi ropa, ruges
como rugen las bestias de los documentales.
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