De tanto amarte y tanto no quererte, Luis Alberto de Cuenca
De tanto amarte y tanto no quererte
te has cansado de mí y de mis
locuras
y le has prendido fuego a nuestra historia.
Tu ropa no
perfuma ya la casa.
No queda una palabra de cariño
suspendida en
el aire, ni una hebra
de azabache en la almohada. Sólo flores
secas entre las páginas del libro
de nuestro amor, y cálices de
angustia,
y un delirio de sombras en la calle.
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